viernes, 8 de junio de 2007

SUSPENDIDA LA JORNADA DEL FIN DE SEMANA





Un árbitro vivió una pesadilla al ser trasladado a una comisaría

LA VICTIMA. Sebastián D’Arpino
admitió que tiene miedo por lo sucedido.
Grave denuncia. A raíz de lo sucedido, suspendieron la actividad oficial de los chicos.
En el fútbol ya nada sorprende. O casi nada. La detención de un joven árbitro, denunciado porque supuestamente perjudicó a un equipo mientras controlaba un partido de infantiles organizado por la Liga Tucumana de Fútbol encendió la alarma. A raíz de esto, se suspendió la actividad oficial de los chicos prevista para el fin de semana y se realizó la denuncia a las autoridades del Ministerio de Seguridad Ciudadana.Sebastián Nelson Alfredo D’Arpino tiene 18 años. Cursa el sexto año de la carrera de técnico electromecánico en el Instituto Técnico General Manuel Belgrano, de Banda del Río Salí, y su anhelo es poder dirigir en la máxima categoría. Mientras tanto, cursa el segundo año en la Escuela de Arbitros de la Liga y controla partidos de las divisiones menores. El sábado dirigió Unión Simoca-Sevilla FC. El domingo muy temprano se trasladó al complejo deportivo del Banco Empresario a dirigir los partidos entre River y Amalia “B”. Cumplió su tarea sin inconvenientes en los cotejos de las clases 94, 95 y 96. En este último, expulsó al técnico de Amalia “B” sin saber que minutos después comenzaría su peor pesadilla. Cuando revisaba la planilla de la clase 97, una persona se acercó y lo amenazó. “Me dijo que me iba a denunciar porque estaba dirigiendo borracho y se retiró. Diez minutos después regresó con dos policías uniformados. Me dijeron que me iban a detener y les pedí explicaciones. Como respuesta me empujaron, me subieron a la parte posterior de una camioneta de la fuerza y me llevaron. Los padres de los chicos de River rodearon el vehículo reclamando que me dejaran. A pesar de eso, me llevaron a la comisaría 13. Allí me agredieron verbalmente. Me decían ‘falopero’, borracho y otras cosas” recordó D’Arpino, aún asustado por lo vivido. Acompañado por su madre, María Yolanda Lobo, el joven árbitro le contó a LA GACETA que pasó momentos muy duros. “Me sacaron todas mis pertenencias y no me dejaron usar mi celular para llamar a un familiar. También me amenazaron con alojarme en el calabozo. Los padres de los jugadores de River fueron a la comisaría y reclamaron para que me dejaran libre. Fue una pesadilla que finalizó cuando apareció el hombre que me había amenazado en la cancha y me sacó del lugar. Me dio la mano y me dijo ‘quedate tranquilo. No va a pasar nada. Has ganado un amigo’. Luego se marchó en una camioneta”, señaló. Esa persona sería policía.El caso generó preocupación. Los árbitros denunciaron lo sucedido a las autoridades provinciales y esperan que se tomen las medidas correspondientes. Los delegados de los clubes afiliados acordaron no programar la fecha que debía jugarse el fin de semana.

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